Nada mas pasar el umbral de la casa de Tino Casal, a uno se le funden todos los fusibles. Todas las ideas preconcebidas sobre decoración. No es que mi cabeza fuera capaz algún día de pensar cosa igual, sino que yo no sabia qué podría quedar por inventar. Ahora me doy cuenta de que ni en decoración ni en nada está todo inventado, y menos si ronda Tino por medio.
-¿No vais a tener hijos?
-Tenemos gusanos de seda, y una cantidad de insectos tremenda.
-¡Madre mia, si te oyeran las familias decentes!, ¡comparar los gusanos de seda con los hijos!
¿Tampoco te gustaría tener algún animal. Vivo, quiero decir?
-No, no. Les tengo un odio total.
-Pero tienes que comprender que en esta casa, con tantas cosas por todas partes, un cachorro de perro seria feliz.
-Nada, nada. Yo tengo mi buho disecado. Las serpientes me encantan. Sobre todo, esa de goma que ves por ahí. Y los loros, pero nada más. Lo que me gustaba mucho de pequeño es el anagrama de las farmacias. La serpiente enroscada en el cáliz. Y lo voy a utilizar ahora para un emblema de «Etiqueta negra», mi próximo LP.
Londres ejerce una gran atracción sobre Tino. Al menos, eso parece. Allí vivió hace algunos años. Alli empezó eI retrato de Pepa que nos mira desde el caballete. Y allí acude muy a menudo a comprarse ropa.
-¿Cuánto te gastas en ropa al año?
-Muy poco.
-¿Pero qué es para ti muy poco?
-En realidad, no lo sé. No tengo un cálculo hecho. Pero es que para mí la ropa es algo muy vital. Es tan importante como la comida. La estética, alimentar la retina en muy importante para mí.
-¿Te haces tú la ropa?
-Bueno coserla y eso no, para nada, pero si que la he diseñado yo mismo, para mi, para amigos, para la gente del grupo... Además yo he tenido una boutique en Oviedo, buscaba telas, diseñaba y esas cosas, pero sobre todo lo que me gusta es destrozar la ropa. Pintar telas y eso. Esta chaqueta por ejemplo, la he pintado yo mismo. Era blanca, de gabardina italiana, y algunos dirán que yo la he destrozado pero a mi me gusta mucho así.
La mesa del salón es de metacrilato, por encima hay, como al desgaire, varios tubos de neón de diferentes colores. También una serpiente de goma se enrosca por ahí. La mesa está rodeada de tres sofás-divanes, negros con pieles y cojines de lentejuelas por encima, que no son ni cómodos ni incómodos, sino todo lo contrario, pera sí dan una impresión de abigarramiento y de cierto calor de hogar. ¿O el calor de hogar la darán esas paredes rojas, de las que de repente salen como llamaradas?
-Yo tengo entendido que hay muchas cosas de estas, de decoración y tal, que te haces tú mismo, ¿es asi?
-Si, si. Yo las hago, porque creo que soy el que mejor sabe lo que quiero. Por ejemplo, las paredes, ¿a quién iba a llamar para que me hiciese las paredes entre fuego y mármol?
Como auténtico es el niño Jesús que desde encima de la mesa custodia el teléfono. Eso es perfectamente comprensible, en los tiempos de carestía que nos tocan vivir.
-En mi casa, siempre en la habitación. Y la televisión también la tengo allí.
La habitación, el dormitorio no da opción al colorido. El negro lo rodea todo, sí bien hace una pequeña concesión al rosa con un mueble empotrado, una verdadera preciosidad, que Tino ha convertido por una parte en pequeño santuario, por otra en depósito de sus tesoros y por otra en pequeña librería.
Para terminar el recorrido por la casa de Tino Casal, ¿Cómo olvidarnos del cuarto de baño? Auténtico santasantorum de la casa. Allí se da tratamiento de privilegio a la imagen de la «Embrujada", que preside la minúscula habitación, reducida más todavía a fuerza de negro, aunque se diría que las salpicaduras multicolores que llenan el techo han sido un intento de transigir con esa frivolidad, que son los colores.
Y el caso es que hablamos de música, pero también de muchas más cosas, de pintura por ejemplo: «He vendido cuadros si, pero no muy caros, alguna vez he hecho algún mural». De decoración «No es que me haya dedicado a eso de manera profesional, pero sí que he hecho cosas, decorar algún pub, alguna boutique...".
La cocina es lo que a Tino no se le da nada bien. Prefiere bajar a desayunar en el bar de abajo, «que además, también son asturianos y me cuidan mucho", antes que ocuparse de comprar la leche.
Texto: Clara Navío Fotos: José J. Palop
Carisma transnochado
Su pasado
No tuvo rival
Su corazón
Un talisman fundido
Dolorido por la vieja pasión
Solo un volcán
Tan solo un volcán .........."